Presentación



Soy Cristina Romea, creadora de historias.

Escribir es una gran afición que me acompaña desde una edad temprana.
Cuentos breves, relatos y reflexiones surgen desde mi interior con un lenguaje sencillo y poético, de manera natural. 

En el año dos mil catorce, tuve una inquietud por crear una novela que uniera tres generaciones. Me puse manos a la obra para investigar en los campos de la psicología, la historia y la educación, uniendo el pasado con el presente. Así nació mi novela Pan con vino y azúcar. 

Tras la novela, todo el trabajo recopilado, me ayudó a crear Evolución, breves reflexiones humanistas que invitan al acercamiento de la pluralidad.

Desde este blog comparto con vosotros mis creaciones.

Un abrazo.

Cristina Romea



Foto en la Alhóndiga de Bilbao con Emy, una de mis lectoras. 
¡Agradecida de conoceros!




Vídeo presentación Pan con vino y azúcar


Presentación en Bilbao de Pan con vino y azúcar.  ¿Te lo vas a perder? Sólo son cinco minutos.

Mejor, disfrútalo.


Pan con vino y azúcar



Pan con vino y azúcar es una historia de ficción que brinda la oportunidad de abrazar al pasado. El ayer influye en el ahora. La comprensión profunda de las circunstancias conduce a la liberación








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Presentaciones

La novela también hace referencia al problema de la despoblación. En las presentaciones, entre todos, damos voz a nuestros abuelos, quienes vivieron la reconstrucción de nuestro país tras la Guerra Civil. Honramos el pasado para valorar lo que tenemos ahora. E invitamos a que la memoria histórica y rural no caiga en el olvido. 

19/08/2022 en Villafeliche a las 19h.

18/08/2022 en Torrelapaja, junto con Carlos Rubio.

26/05/2023 en Soria, a las 20h Círculo Amistad Numancia



Reznos (Soria)





Torrelapaja (Zaragoza)


Conoce Peñalcázar, el escenario de mi nueva novela


Mónica, nuestra protagonista de Pan con vino y azúcar, nos narra una visión poética y humanista sobre el pueblo de sus abuelos: Peñalcázar.


Aquí, desde este blog, os muestro  breves pinceladas de su  historia real mediante fotografías y datos que fui recogiendo para la creación de la novela.

Muela de la Peña. El pueblo está situado en la planicie a unos 1200 m de altitud


Murallas: entrada noroeste
 

Camino de acceso noroeste


Actualmente, Peñalcázar es un pueblo abandonado situado en lo alto de una peña rocosa.

Su situación estratégica,  cercana a la antigua zona de paso fronteriza que dividía Aragón con Castilla por la provincia de Calatayud y Soria, fue clave en su papel de fortaleza.

Fue ocupada por distintas civilizaciones: celtíberas, romanas, visigodas, musulmanas y cristianas. Actualmente, sólo se pueden apreciar las ruinas de épocas romanas, musulmanas y cristianas.

Su mayor esplendor fue durante el s.X, en época musulmana, formando parte de las plazas fuertes que controlaban el territorio del Duero.

Iglesia con torreón dedicada al Arcángel San Miguel S.XVI (Norte)


Vistas estratégicas: el Moncayo desde desde el norte


Ladera Sur. Murallas

Segundo acceso a la villa (Sur)

Al estar situada en lo alto de una peña, sus paredes formaban una muralla natural, salvo en aquellos lugares en los que la ladera caía quedando el acceso desprotegido. Es el caso del segundo acceso a la villa donde quedan restos de murallas de época musulmana y cristiana.

Al este, la ermita renacentista, hoy derruida.

La ermita renacentista fue, en época musulmana, una torre vigía que controlaba la entrada de la frontera y la Sierra de Deza. 

En algunas investigaciones quedan reflejadas que Peñalcázar fue conquistada por el Cid Campeador. En el Poema del Myo Cid es nombrada como Alcoçer y describe su presencia como un "otero, redondo, fuerte y grande". 

Su nombre Peñalcázar proviene de Alcoçer, que significa castillo. Cabe la probabilidad de que en Peñalcázar hubiera habido un castillo o fortaleza, hoy en día no localizado, que seguramente esté soterrado. En la novela Pan con vino y Azúcar, Mónica te acompañará, mediante un pequeño recorrido a que descubras donde puede encontrarse ese castillo o fortaleza.

Aljibe romano

Estas ramas que sobresalen por este agujero, pertenecen a un árbol que ha crecido dentro del antiguo aljibe.
Nevero romano

Antiguo caserío

Si visitáis alguna vez el yacimiento arqueológico de Numancia y observáis la reproducción de una casa celtíbera, no dista demasiado en tamaño y forma a las construidas en Peñalcázar. 


Como os he comentado su importancia hacía referencia a un lugar estratégico utilizado para proteger la frontera. Así, fue testigo de la Guerra de los dos Pedros en el s.XIV. De los enfrentamientos entre Navarra y Aragón en el s.XV. Y de la Guerra de Sucesión en el s.XVIII.
Una vez que las guerras finalizaron, su papel de fortaleza dejó de tener interés. Con el paso de los años se desvió el paso de la frontera hacia el valle del Manubles, actualmente entre Torrelapaja (provincia de Calatayud) y Ciria, (provincia de Soria). 

Mi abuela nació y creció allí. Los habitantes vivían de la ganadería y la agricultura soportando unas duras condiciones metereológicas en invierno y sin agua corriente. 

La despoblación llegó a Peñalcázar en 1976. Desgraciadamente, los saqueos comenzaron antes.
Hoy sólo quedan ruinas que sobrecogen al caminante que se adentra entre sus piedras derruidas.
He subido muchas veces a este lugar. He llevado a muchos amigos a recorrer sus calles. Ninguno de ellos desciende de La Peña igual que subió. 

No os desvelo más. Darle la mano a nuestra protagonista Mónica, en las páginas de Pan con vino y azúcar y ella os encaminará a descubrirla.

Un abrazo,

Cristina Romea





Presentaciones en prensa




Breves reflexiones sencillas y poéticas


Os invito a detener el tiempo. A dejar la inmediatez y adentraros en unas reflexiones sencillas y poéticas.
                                 
                 Os habéis planteado alguna vez qué:

   

 ¿La paz externa se crea desde la paz interna?

 ¿La naturaleza nos muestra nuestro ritmo respiratorio natural?

 ¿Nos reconocemos por lo que hacemos y no por lo       que somos?

 ¿El sentimiento de culpa puede servir para mejorar?

 ¿El perdón es nuestra arma de liberación?

 ¿El dinero no se consigue? Está.

 ¿Hay amenazas que son irreales?

 ¿El Ego es un espectador que no cesa de parlotear?  

  Evolucionar nuestra mirada, depende de cada uno de nosotros. 



¿Quieres uno? Pincha aquí:

Muestra de reflexión incluida en Evolución


Es muy habitual encontrarnos con alguna persona y que esta nos pregunte por nuestro trabajo o por nuestros estudios. Rara vez respirará, nos mirará a los ojos y nos comentará sinceramente: “¡qué bien te veo!”
Si os encontráis con alguien así podéis deteneros y darle un abrazo sin reparos pues os estará  reconociendo por lo que sois, no por lo que hacéis.
En nuestra sociedad el reconocimiento está invertido. Nos valoramos por lo que hacemos, no por lo que somos. Desde este punto nacen las exigencias y las autoexigencias para ser reconocidos mediante un logro. A menudo, perseguimos el éxito dejando nuestro bienestar al margen sin ser conscientes de que el reconocimiento por lo que somos ya lo tenemos, sencillamente por existir.
Lo que hacemos es el medio por donde extendemos nuestra esencia. Sin nuestra labor, nuestro universo, el de cada uno, se queda en cenizas pues no puede extenderse y pierde su capacidad de crecimiento evolutivo.
Cuando el reconocimiento y el valor están orientados a nuestra naturaleza interna, la capacidad para crear y extendernos mediante una actividad surge con la motivación y esta a su vez encamina al éxito.
Cuando el valor se enfoca en los logros sin el reconocimiento interno, el éxito obtenido es efímero y carente de esencia.
La pregunta: “¿para qué estoy haciendo lo que estoy haciendo?” ayuda a obtener respuestas. Si esa respuesta está ligada a una búsqueda de reconocimiento, el proceso debe ser invertido pues el reconocimiento no está afuera, sino en uno mismo.


Cristina Romea
blog.cristina-romea.com

Evolución en la Prensa





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Enlace al artículo 

Julia: poderosa feminidad

 



Desnuda frente al espejo Julia sonreía.

El brillo de sus ojos destellaba entre sus pupilas azules.

Con una sutileza exquisita, levantó el brazo derecho acercando su delicada mano hacia la cabeza. Despacio, la deslizó por el cabello deteniéndose a jugar con un tirabuzón.

Detuvo el gesto de inmediato cuando bajó su mirada hacia su pecho desnudo.

Abrió la boca a modo de asombro. ¡Cuánta belleza y juventud desprendía!

Despidiéndose de su cabello, rozó su ovalado rostro para pasar a detenerse en el hueco clavicular. Tecleando tímidos círculos acarició su esternón, atreviéndose a posar la palma de la mano en el seno izquierdo. Un cosquilleo erizó la piel de todo su cuerpo.

Mientras contenía la respiración, observando que no fuera observada, Julia se llevó la mano izquierda a su boca. Se acarició los labios: ardientes, suaves y húmedos.

Abandonando el tacto de su pecho, presionó su vientre: plano, terso, vibrante…

¿Madre? ― le llamó dulcemente su hija.

Julia giró lentamente la cabeza para mirarla.

¡Madre, se va a enfriar! ― recriminó mientras le tapaba con una toquilla.

Julia volvió a mirar hacia el espejo. Elevando sus mejillas, alargó su brazo torpemente para despedirse de aquella muchacha llena de sensualidad. Poderosa feminidad.

Vamos madre. Tiene que soplar las velas. Hoy cumple ochenta y un años.

Exposición para la paz





En enero de 2018, inauguramos en Gernika la exposición para la paz, de la mano del comisario y crítico de arte, Massimiliano Tonelli.
Fue un evento precioso donde la diversidad de artistas tuvo cabida y acogida: músicos, poetas, artistas plásticos, fotógrafos y performance.

Una magnífica experiencia.





  




Poema al niño/a interior



Foto pixabay: Kellepics

Ayer cuidé pero no de ti.

Perdida en el camino respiré sin aire.

Hoy te encuentro mal herida en mitad de un bosque sombrío.

Y te acuno desde el centro enviándote un latido.

Levanta la mirada, niña mía.

Recoge de la ombría los más valiosos frutos.

Dirígete a la pradera y entrégate a descubrir,

cuántas maravillas vienen a por ti.


Y una sonrisa se dibujó en ella.


Cristina Romea

El Perdón



 

Perdonar no es pronunciar la palabra "perdón". Es un trabajo interno y llega desde una comprensión profunda de las circunstancias por parte de todos. Es un trabajo únicamente individual que beneficia al colectivo. Sembrar rencor o desconfianza continúa acercando más ese dolor al presente. Y desde ahí, la violencia (sea cual sea) continuará tomando su forma.

Desapego




¿Recordáis vuestra infancia, vuestros juegos?
Jugábamos disfrutando del momento. Acordaos cuando venía algún adulto a cortarnos el juego; ¡cómo nos molestaba! Nosotros sentíamos cuándo era hora de dejar el juego y cuando comenzar otro sin ningún tipo de apego.

Llegamos a la etapa de adultos y esa capacidad innata la dejamos dormir. Nos educan enseñándonos a apegarnos a las situaciones, personas o materia. Somos árboles de hojas caducas. Todo cuanto confluye en las etapas de nuestras vidas se transforma. Y al igual que los árboles renuevan sus hojas, nuestras situaciones también se renuevan.

La vida se puede experimentar como pequeñas etapas evolutivas. Finaliza una… a por otra, soltando la anterior y entrando en la nueva desde la sabiduría adquirida. Como el juego de un niño. 

La resistencia al cambio es una trampa. La mente utiliza los recuerdos para que nos aferremos a lo que tuvimos pero que ya no está, alejándonos del presente. Cegándonos ante nuestra nueva vida y oportunidad de crecimiento.

El desapego aporta experiencias de libertad, apertura y seguridad pues en este mundo nada muere, sencillamente se transforma en función del estado de conciencia de cada uno.

Cristina Romea

¿A qué tienes miedo?



¿Cuántos miedos existen?
Miedo a perder. Miedo a enamorarse. Miedo a emprender. Miedo a soltar. Miedo a morir. Miedo al fracaso...
La lista puede ser larga dependiendo de la situación de cada uno. Pero en sí, el miedo solo es uno. Las reacciones son exactamente igual en todos los casos.
Se manifiesta físicamente en la boca del estómago y se extiende por las ramificaciones nerviosas contaminando el cuerpo y paralizando la musculatura. Las emociones se bloquean y perdemos la capacidad de reacción y toma de decisiones. En definitiva perdemos nuestro poder ante él.
El miedo se puede paliar centrándonos en la respiración. De esta manera podremos escuchar esos mensajes sin que nos arrastren o arruinen el día.
Si realizáramos una caricatura sobre el miedo surgiría un niño encogido, pequeño y desgarbado con gesto de pánico. Así, lejos de querer aniquilarlo es conveniente observarlo con compasión. Darle la mano y escucharlo. Susurrarle que estamos con él y que nos vamos a encargar de ayudarle a confiar. En el momento en que comience a sentir nuestra presencia comenzará a confiar y nuestras situaciones a mejorar pues habremos recuperado nuestro poder.
Este artículo que expongo no parte de ninguna teoría psicológica. Parte de una experiencia vital con grandes resultados.

Presentación

Soy Cristina Romea, creadora de historias. Escribir es una gran afición que me acompaña desde una edad temprana. Cuentos breves, relatos y r...