Cristina Romea
Narrativa reflexiva y poética
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Me gusta dar a conocer mi trabajo. Divulgar las claves reflexivas que fui desarrollando durante el proceso de creación.
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Vídeo presentación Pan con vino y azúcar
Pan con vino y azúcar
Presentaciones
19/11/2022 en Calatayud (en Natural World) a las 11h.
19/08/2022 en Villafeliche a las 19h.
18/08/2022 en Torrelapaja, junto con Carlos Rubio.
Conoce Peñalcázar, el escenario de mi nueva novela
Su situación estratégica, cercana a la antigua zona de paso fronteriza que dividía Aragón con Castilla por la provincia de Calatayud y Soria, fue clave en su papel de fortaleza.
Fue ocupada por distintas civilizaciones: celtíberas, romanas, visigodas, musulmanas y cristianas. Actualmente, sólo se pueden apreciar las ruinas de épocas romanas, musulmanas y cristianas.
Su mayor esplendor fue durante el s.X, en época musulmana, formando parte de las plazas fuertes que controlaban el territorio del Duero.
Si visitáis alguna vez el yacimiento arqueológico de Numancia y observáis la reproducción de una casa celtíbera, no dista demasiado en tamaño y forma a las construidas en Peñalcázar.
Una vez que las guerras finalizaron, su papel de fortaleza dejó de tener interés. Con el paso de los años se desvió el paso de la frontera hacia el valle del Manubles, actualmente entre Torrelapaja (provincia de Calatayud) y Ciria, (provincia de Soria).
Mi abuela nació y creció allí. Los habitantes vivían de la ganadería y la agricultura soportando unas duras condiciones metereológicas en invierno y sin agua corriente.
La despoblación llegó a Peñalcázar en 1976. Desgraciadamente, los saqueos comenzaron antes.
Un abrazo,
Cristina Romea
Breves reflexiones sencillas y poéticas
Os invito a detener el tiempo. A dejar la inmediatez y adentraros en unas reflexiones sencillas y poéticas.
¿La paz externa se crea desde la paz interna?
¿La naturaleza nos muestra nuestro ritmo respiratorio natural?
¿Nos reconocemos por lo que hacemos y no por lo que somos?Muestra de reflexión incluida en Evolución

Cristina Romea
blog.cristina-romea.com
Julia: poderosa feminidad
Desnuda frente al espejo Julia sonreía.
El brillo de sus ojos destellaba entre sus pupilas azules.
Con una sutileza exquisita, levantó el brazo derecho acercando su delicada mano hacia la cabeza. Despacio, la deslizó por el cabello deteniéndose a jugar con un tirabuzón.
Detuvo el gesto de inmediato cuando bajó su mirada hacia su pecho desnudo.
Abrió la boca a modo de asombro. ¡Cuánta belleza y juventud desprendía!
Despidiéndose de su cabello, rozó su ovalado rostro para pasar a detenerse en el hueco clavicular. Tecleando tímidos círculos acarició su esternón, atreviéndose a posar la palma de la mano en el seno izquierdo. Un cosquilleo erizó la piel de todo su cuerpo.
Mientras contenía la respiración, observando que no fuera observada, Julia se llevó la mano izquierda a su boca. Se acarició los labios: ardientes, suaves y húmedos.
Abandonando el tacto de su pecho, presionó su vientre: plano, terso, vibrante…
―¿Madre? ― le llamó dulcemente su hija.
Julia giró lentamente la cabeza para mirarla.
―¡Madre, se va a enfriar! ― recriminó mientras le tapaba con una toquilla.
Julia volvió a mirar hacia el espejo. Elevando sus mejillas, alargó su brazo torpemente para despedirse de aquella muchacha llena de sensualidad. Poderosa feminidad.
―Vamos madre. Tiene que soplar las velas. Hoy cumple ochenta y un años.
El pensamiento en nuestras creaciones
Cristina
Romea
Separación emocional
Este artículo está enfocado hacia los divorcios de mutuo acuerdo donde no hay violencia.
Un divorcio no consiste únicamente en una separación física. Si se desea rehacer la vida sintiéndose libre, es necesario realizar una separación emocional. Esto se logra responsabilizándose cada uno de sus emociones.
La violencia puede comenzar sin darnos cuenta de manera sutil e ir incrementándose a lo largo del proceso. Por eso es importante tomar conciencia de las emociones dominantes de cada uno.
Tanto en mi libro Evolución, como en Pan con vino y azúcar, expongo claves reflexivas que invitan a responsabilizarnos de nuestras emociones para beneficio propio y común.
Os resumo que la culpabilidad y el miedo son emociones reactivas, no reflexivas. Si no tomamos conciencia de cómo actúan nos llevarán al sufrimiento una y otra vez. Y en lugar de aprender del proceso, enfocarán a la pareja a destruirse mutuamente.
Yo misma pasé por ese proceso por lo que quiero compartir con vosotros las fases que me ayudaron a superar esa etapa para llegar acuerdos sin que las emociones nos arrastraran.
En un proceso de divorcio se pasa por diferentes fases:
En la primera, trabajé internamente para rebajar los niveles de estrés. La tendencia era culpabilizar a mi pareja por lo que estaba sucediendo. También tomé conciencia de que "desahogarme” con otras personas sobre el “malestar” que me producía mi marido no ayudaba en el proceso. Esta actitud es guiada por el sentimiento de culpabilidad. La culpabilidad va unida al miedo y ambas ofrecen una percepción errónea, exagerada, sobre lo que está sucediendo.
Reaccionamos ante las emociones de los demás. Lo que nos hace llorar o reír es la emoción transmitida. Por lo tanto, cuando estoy contando una historia desde la emoción dominante de miedo y culpabilidad o rabia, la otra persona, si no es imparcial, nos podrá ofrecer una opinión limitada y poco objetiva.
En el cerebro, tanto la culpabilidad como el miedo, parten del sistema límbico. El que nos quiere proteger. El más reactivo e irracional. Pero le hace falta que nuestro propio Yo, el reflexivo, ponga manos en el asunto para ofrecer soluciones objetivas y constructivas. (Podéis ver mi artículo en este blog titulado: El pensamiento en nuestras creaciones)
Ahora entro en materia de los hijos.
Desconocía que en la familia existen dos cuadros que cuidar. Uno es el de la pareja y otro es el familiar (todos los miembros más los hijos)
Si hubiéramos nacido en un país donde se tiene en cuenta la integridad personal, nos hubieran ofrecido desde la educación herramientas para crecer emocionalmente independientes y respetuosos con los demás. Cada miembro familiar crecería dentro de su espacio que sería compartido en el cuadro familiar y en el cuadro de la pareja. Pero estamos condicionados por nuestra trayectoria histórica y social por lo que si deseamos sentirnos emocionalmente libres el trabajo debe ser individual.
Cuando se enfoca un divorcio, se rompe el cuadro de la pareja pero el familiar, continúa vivo. Requiere responsabilidad para continuar con el proceso de crecimiento y acompañamiento hacia los hijos: presencial, económica y (no menos importante) emocional.
Esto se comprende muy bien a nivel de empresa. Si los socios rompen, la empresa continúa y más si hay trabajadores de por medio. Bien, una familia es nuestra empresa básica y principal.
Sobre las emociones
Un divorcio es un proceso. No es para toda la vida. Y como todo proceso, se atraviesan emociones muy dolorosas asociadas a una pérdida o muerte. En sí es la muerte del cuadro de la pareja. La diferencia es que esa separación emocional se debe realizar manteniendo el contacto con la otra persona. Es lo que hace el proceso más difícil.
Se pasan por fases: negación, incredulidad, rabia, impotencia. Quienes estén en esta fase no finalizarán de leer este artículo debido a que estarán dominados por sus emociones reactivas. La negación lo impedirá.
Las emociones no se deben juzgar. Ni podemos taparlas ocupándonos en mil asuntos para evitar sentir. Si hacemos esto, en el momento en que dejemos la actividad volverán a surgir. Ellas se manifiestan para ayudarnos a trascender esa fase. Caí en esta trampa. Al principio me centré en trabajar todos los días de la semana sin darme permiso para sentir mi dolor emocional. Las emociones no gestionadas dejan dolor en el cuerpo. Es otro tema a desarrollar en otro artículo.
Superada esa fase surgen otras emociones más constructivas que invitan a descubrir a la persona con la que hemos compartido vida. Con la que hemos creado un universo. En esta fase hay parejas que vuelven a juntarse. Se llama un reencuentro. Ambas han evolucionado por su cuenta, lo que les permite mirarse con otros ojos. Ver sus defectos y virtudes en consonancia con lo que aman.
A fecha de hoy sigo divorciada. He realizado mi evolución. He redescubierto a quien fue mi pareja. Y ahora, ocupa el papel de padre de mis hijas en el cuadro familiar y una de las mejores personas de confianza que tengo.
Sirva este testimonio para reflexionar. Construir o destruir está en nuestras manos.
El error: Y Franco ¿Qué opina de esto?
Algunas personas me suelen comentar que transmito mucha paz cuando estoy a su lado. Y me piden consejos para saber de qué manera pueden gestionar sus emociones. En más de una ocasión he explicado que yo no soy psicóloga. Que todo lo que escribo es desde una experiencia por lo tanto no puedo ni debo aconsejar a nadie en su proceso de gestión emocional. Aún así comparto con vosotros mi experiencia porque de los errores he aprendido mucho.
Ante un conflicto, mi procedimiento sano habitual consiste en gestionar la emoción sin proyectarla en nadie. Siento la emoción dominante que se genera en ese instante y dejo que surja sin cuestionar por qué está surgiendo. Si he de llorar, lloro en soledad. Si siento rabia, salgo a correr o grito para liberar esa tensión. La emoción desbordada, sólo es una manifestación a través del cuerpo de una interpretación errónea asociada a una creencia limitante.
Mi procedimiento imperfecto e insano, consiste en proyectar esa culpabilidad en otra persona, a mi pasado o a mí misma. Cuando tomo conciencia de esto surge el sentimiento de culpabilidad. Este se manifiesta para decir: "Ey, reflexiona para que no vuelva a suceder". Entonces observo la situación alejada de toda emoción de enfado para poder ver con claridad qué ha sucedido y de qué manera lo he interpretado. A partir de aquí podré tener una comunicación abierta sobre la situación con la otra persona, si esta lo desea, enfocándome primero a pedir perdón y ofreciendo la posibilidad de dialogar sobre lo que ha sucedido para poder avanzar o cerrar situaciones.
Como humanos el error forma parte de nosotros. La culpabilidad nunca ayudará a avanzar si no nos paramos a reflexionar. Si en una situación conflictiva nos quedamos únicamente con la parte dañada sintiéndonos ofendidos, perderemos de vista todo lo que esa relación nos ha aportado en positivo. Y en lugar de construir continuaremos defendiéndonos de estados emocionales erróneamente gestionados. La tendencia será confundir esa emoción con la persona. Es decir, identificarla como tal, alejándonos de descubrir algo tan bello como el alma humana, con sus perfecciones e imperfecciones.
El valor hacia uno mismo, hacia la amistad o a hacia la familia es digno de ser cuidado, atendido, protegido y mimado si se desea que perdure en el tiempo. Las emociones erróneamente gestionadas son un indicativo de que algo debe trascender para no repetir las mismas historias por lo tanto el error cumple su misión evolutiva.
El castigo por errar nos viene dado históricamente por una sociedad dictatorial donde todavía quedan posos en nosotros mismos y en los demás. La conciencia avanza desde la parte individual a la colectiva.
Cristina Romea
Exposición para la paz
Poema al niño/a interior
Foto pixabay: Kellepics
Ayer cuidé pero no de ti.
Perdida en el camino respiré sin aire.
Hoy te encuentro mal herida en mitad de un bosque sombrío.
Y te acuno desde el centro enviándote un latido.
Levanta la mirada, niña mía.
Recoge de la ombría los más valiosos frutos.
Dirígete a la pradera y entrégate a descubrir,
cuántas maravillas vienen a por ti.
Y una sonrisa se dibujó en ella.
Cristina Romea
El Perdón
Pequeño mensaje de Amor
Si Ana Frank pudiera
enviarnos un mensaje, tal vez lo haría de la siguiente manera:
“Bienvenidos a la casa de
arriba, también llamada cielo.
En mi vida terrenal pasé dos
años y medio escondida con mi familia,
por ser judía. Con la incertidumbre de que en cualquier momento podían dar una
patada a la puerta y pegarnos un tiro a cada uno de nosotros.
Teníamos un inconveniente
y es que a los judíos escondidos no se nos permitía tener acceso a un psicólogo
a domicilio, por lo que utilicé mi Diario como diván terapéutico.
Ahora veo el mundo desde
las alturas, junto con aquellos que
perecieron en el horror. Soy una luz que contempla vuestra vida terrenal desde
la calma, pues la destrucción no es divina, sino humana. No puedo estremecerme.
Sólo esperar desde aquí que la humanidad evolucione hacia el Amor.
Observo: los conflictos
actuales y sus consecuencias; los desplazamientos humanitarios; la manipulación
mental de aquellos que se creen más fuertes hacia quienes se creen más débiles;
el hambre en los países más necesitados. Contemplo, en general, la lucha por el poder
en todos los rincones del planeta. Un error tremendo que parte de la
inconsciencia de los humanos, pues el mayor poder que puede experimentar una
persona se encuentra a través del Amor. El Amor tiene el poder de hacer que te sientas gigante y ver a quienes
te rodean semejantes a ti. Quien piense que el poder significa posesión
material o territorial se posiciona en su propia destrucción convirtiéndose en
la persona más ruin y necia del planeta. También contemplo la belleza del
entorno natural que os protege y de todas aquellas personas que se mueven desde
el corazón sin perder la esperanza de que se produzca un cambio hacia un mundo
mejor.
La calma y el Amor que vivimos
desde el cielo es la utopía anhelada en la Tierra.”
Desapego
La resistencia al cambio es una trampa. La mente utiliza los recuerdos para que nos aferremos a lo que tuvimos pero que ya no está, alejándonos del presente. Cegándonos ante nuestra nueva vida y oportunidad de crecimiento.
El desapego aporta experiencias de libertad, apertura y seguridad pues en este mundo nada muere, sencillamente se transforma en función del estado de conciencia de cada uno.
Cristina Romea
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