¿Cuál es el siguiente camino para evolucionar hacia la paz?
Quizá ya estemos contribuyendo a ello.
Todo cambio comienza por uno mismo en este preciso instante.
Estas breves reflexiones invitan a descubrirlo.
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Aquí os dejo las dos primeras reflexiones
PRÓLOGO
A lo largo de los siglos el ser humano ha experimentado
etapas en las que los cambios han significado un avance en el modo de
relacionarse y construir. Dentro de esos cambios el dolor siempre ha estado
presente debido a la distinción de las clases sociales, los desajustes
humanitarios y las guerras. Etapas evolutivas que se repiten dentro de un ciclo
constante llamado vida. ¿Cuál será el siguiente cambio? Quizá ya estemos
contribuyendo a ello.
En los últimos años hemos dado un salto, inimaginable
para muchos de nuestros antepasados, en tecnología. Hemos ganado en calidad de vida en
comparación con nuestros abuelos. Y se nos ha abierto un campo nuevo hacia el
conocimiento de las emociones.
Avanzar hacia el conocimiento de uno mismo desde la
educación y autoeducación puede ser el salto que nos lleve a evolucionar hacia
la paz. Pues la paz externa se crea y construye desde la paz interna. Las
reflexiones que os presento os invitan a descubrirlo.
EVOLUCIÓN
Si habéis visitado alguna vez el Museo de la Evolución
del hombre, os habréis dado cuenta de los cambios constantes que ha sufrido
nuestro planeta Tierra y el ser humano. Todos esos cambios han ido acompañados
por el ritmo de evolución y regeneración natural: lento y constante.
En el caso de las personas, nuestro cerebro, requiere de
tiempo y calidad para integrar conocimientos que adquirimos del medio,
filtrarlos en nuestro interior y volver a expresarlos de manera creativa y
constructiva hacia el medio y sociedad.
En el caso del planeta Tierra, sus recursos son
renovables a largo plazo debido a ese ritmo lento y constante de regeneración
natural.
Actualmente, ese ritmo evolutivo se encuentra en peligro,
tanto en nuestro planeta como en nosotros mismos. Y no sólo por el exceso de
consumo. Las crisis económicas generan grandes desajustes a nivel humanitario
que incitan a cometer actos egocéntricos en todos los niveles. Todo este
desajuste encauza al ritmo de la evolución biológica, socio-cultural y
medioambiental hacia la enfermedad.
Cristina Romea