El amor es un estado de conciencia que
se encuentra en uno mismo.
Aprender a conectar con este estado neutraliza los grados de
sufrimiento causados por falsas percepciones. Desde ese estado, se alcanza una
visión global aceptando a las personas tal y como son. Este enfoque nos acerca
a la pluralidad. Los problemas se minimizan encontrando soluciones desde tu
propio centro. Desde ese centro la cooperación se manifiesta.
Alcanzar este estado se realiza con la naturalidad más absoluta que existe
y esa es la vida. Las manifestaciones emocionales deben surgir tomando
conciencia de que somos responsables de ellas de manera individual. Cuando
aprendemos a proyectar nuestro propio amor hacia nuestras reacciones sin
culpabilizarnos, ese estado de conciencia se manifiesta.
Esto no implica vivir sin conflicto o en un estado constante de calma.
Implica atención, respeto y responsabilidad hacia uno mismo y hacia los
demás.