El sentimiento de culpa
tiene una funcionalidad útil que ayuda a corregir un error ético o moral. Es
decir, corregimos el error y seguimos viviendo. Por lo tanto la culpa cumple su
misión evolutiva.
El uso disfuncional aprendido en la educación autoritaria es perpetuar un
castigo infundiendo miedo.
Cuando el sentimiento de culpa perdura ante los errores mínimos que podemos
cometer a diario, o repetitivos, puede encaminarnos a la tristeza pues estamos
utilizando un castigo interno en lugar de una corrección.
La voz interna de la culpabilidad autoritaria es enjuiciadora y
disfuncional. No resuelve. Encamina a la mente hacia un castigo con
pensamientos repetitivos de bucle aumentando la reactividad emocional.
Proyectando dolor interno y externo.