Nací en 1971 en Sabadell (Barcelona).
Crecí en la frontera entre el ayer y el hoy donde en los colegios,
familias y sociedad quedaban fuertes bases dictatoriales. Los conocimientos
sobre la influencia del ambiente emocional en los entornos era un campo
desconocido.
En mi caso, la orientación hacia el desarrollo interno quedó bloqueada a los trece años cuando el director recomendó a mis padres que no invirtieran en mí. En mi inconsciente, quedó oculta la marca de inútil. Mi educador principal fue el televisor, encendido en casa durante todo el día sin filtro alguno. Así, en mi formación de identidad, fijé una visión errónea acerca de mí misma y de lo que era el mundo. Mi voluntad quedó anulada junto con el desarrollo interno para un plan de vida estable. En la edad adulta experimenté profundas crisis emocionales que me obligaron a pasar por terapia. A su vez, me metí de lleno en investigar de manera autodidacta la influencia del entorno sociocultural y educacional en las etapas de crecimiento de una persona, relacionándolo con la época dictatorial.
Indagué en la psicología, la historia y la reflexión. No me detuve
hasta hallar respuestas. Mi vida ha sido un proceso del que hoy en día
estoy orgullosa pues puedo darle sentido con mis creaciones.
Consciente de que muchas personas han podido experimentar algo
parecido, he volcado mi trabajo en la novela Pan con vino y azúcar (Amazon)
2018, junto con las reflexiones Evolución que
comparto en este blog y ponencias ante
el público donde desvelo las claves reflexivas de un pensamiento heredado de
carencia ligado al miedo y a la culpabilidad irracional. Esta herencia daña la
autoestima.
La recuperación de valores éticos y morales que nos unen como
personas, el perdón hacia nuestra historia individual y colectiva o dignificar
el pasado para dignificar el presente y construir futuro, son asignaturas
pendientes. Mis creaciones humanistas, apuestan por ello.
Cristina Romea