Nuestros antepasados no pudieron cuidar sus emociones. Nos pasaron el testimonio de su herida.
Brindemos un homenaje atendiendo lo que se les negó: dignificar su existencia.
Ayer cuidé pero no de ti
Perdida en el camino respiré sin aire.
Hoy te encuentro malherida en mitad de un bosque sombrío
Y te acuno desde el centro enviándote un latido.
Levanta la mirada niña mía.
Levanta la mirada niño mío.
Dirígete a la pradera y entrégate a descubrir
Cuántas maravillas vienen a por ti.