Mecida por mí
Las olas besan mis pies fundiéndolos en la arena.
Una suave brisa peina las blanquecinas dunas de esta playa
desértica.
Frente a mí, inalcanzable horizonte, quien susurra a mi alma una
calma anhelada.
Camino en soledad…
Cada paso, una huella hacia delante.
Atrás, nada.
Al fondo, al pie del acantilado me espera ella; una pequeña barca
con mi nombre grabado.
Sé que debo hacer, me digo a mí misma.
Me introduzco en ella permitiendo que el devenir del oleaje decida
su rumbo.
Es entonces cuando sucede, una caricia sutil roza mi rostro
preparando a mis labios para besar al silencio.
Y el silencio desvanece mi anhelo llenándome de vacío.
Cercana al horizonte, mecida por mí, navego en soledad.