¿Cuántos miedos existen?
Miedo a perder. Miedo a enamorarse. Miedo a emprender.
Miedo a soltar. Miedo a morir. Miedo al fracaso...
La lista puede ser larga dependiendo de la situación
de cada uno. Pero en sí, el miedo solo es uno. Las reacciones son exactamente
igual en todos los casos.
Se manifiesta físicamente en la boca del estómago y
se extiende por las ramificaciones nerviosas contaminando el cuerpo y
paralizando la musculatura. Las emociones se bloquean y perdemos la capacidad
de reacción y toma de decisiones. En definitiva perdemos nuestro poder ante él.
El miedo se puede paliar centrándonos en la
respiración. De esta manera podremos escuchar esos mensajes sin que nos
arrastren o arruinen el día.
Si realizáramos una caricatura sobre el miedo
surgiría un niño encogido, pequeño y desgarbado con gesto de pánico. Así, lejos
de querer aniquilarlo es conveniente observarlo con compasión. Darle la mano y
escucharlo. Susurrarle que estamos con él y que nos vamos a encargar de
ayudarle a confiar. En el momento en que comience a sentir nuestra presencia
comenzará a confiar y nuestras situaciones a mejorar pues habremos recuperado
nuestro poder.
Este artículo que expongo
no parte de ninguna teoría psicológica. Parte de una experiencia vital con
grandes resultados.